Según informes de los diarios The New York Times (NYT) y The Washington Post, la Inteligencia de Estados Unidos conocía los planes de rebelión del líder del grupo Wagner Yevgeny Prigozhin. Ambos medios citan fuentes de la Administración norteamericana relacionada con el asunto. Sin embargo, habrían decidido no desclasificar la información.
La situación se intensificó el viernes por la noche, cuando Prigozhin acusó al Ministerio de Defensa ruso de lanzar un ataque mortal con misiles contra un campamento de Wagner y prometió represalias. El Ministerio negó la acusación, acusándolo de una “provocación informativa”.
En las horas siguientes, las tropas de Wagner capturaron instalaciones militares en la ciudad de Rostov del Don, ubicada en el suroeste de Rusia, mientras que Prigozhin anunció que sus fuerzas iniciaban una “marcha por la justicia” con un plan para llegar a Moscú.
El sábado, el jefe de Wagner acordó detener su avance y retirar sus fuerzas a cambio de “garantías de seguridad”, como parte de un acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko.
Según fuentes del NYT, antes del levantamiento, los funcionarios de Washington no tenían prisa por alertar al presidente ruso, Vladímir Putin, de una amenaza inminente, ya que temían que Moscú pudiera acusarlos de orquestar un golpe de Estado. Además, Estados Unidos “tenía poco interés” en ayudar a Putin en medio del conflicto de Ucrania y el enfrentamiento de Rusia con Occidente, dice el artículo.
Aun así, se informó que los funcionarios estadounidenses estaban alarmados por un posible conflicto entre Prigozhin y Moscú, ya que les preocupaba que el descenso de Rusia al caos pudiera crear riesgos nucleares considerables.
CNN se hizo eco del informe del NYT, que afirmó el sábado que los funcionarios estadounidenses habían creído que Prigozhin planeaba desafiar al ejército ruso “durante bastante tiempo”, pero no sabía cuál era su objetivo final.
De acuerdo con fuentes de CNN, los funcionarios occidentales tenían conocimiento previo de los preparativos de Prigozhin, incluidos sus esfuerzos por acumular armas y municiones. Sin embargo, la fuente del medio señaló que “todo sucedió muy rápido”, y era difícil decir si el jefe de Wagner hablaba en serio acerca de cumplir sus amenazas al Ejército ruso.
El sábado, cuando la insurrección de Wagner aún estaba en pleno apogeo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia advirtió a Occidente de que cualquier intento de utilizar los disturbios “para lograr sus objetivos rusofóbicos” sería inútil. Mientras tanto, el expresidente ruso Dmitry Medvedev señaló que un golpe de Estado en una de las principales potencias nucleares podría tener consecuencias catastróficas y que Moscú nunca permitiría que esto sucediera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario