"Mi postura es la siguiente: si Rusia se derrumba, nos quedaremos bajo los escombros, moriremos todos", declaró el jefe de Estado.
La amenaza de un nuevo conflicto mundial, según él, nunca ha estado tan cerca como hoy.
"Vuelven a intentar hacer estallar nuestro país, toda nuestra región, desorientar a la gente. Intentan por todos los medios inflamar la situación e imponernos sus reglas, establecer su propio orden. Un orden en el que no estarán ni nuestros países, ni nuestros pueblos", aseveró.
En palabras de Lukashenko, hoy podemos ver claramente una nueva oleada de la expansión de la OTAN y un aumento sin precedentes de las capacidades de los Estados miembros de la Alianza en la región, "incluso en las inmediaciones de nuestras fronteras". Se trata de "demostración tras demostración: la demostración de la fuerza", indicó el líder bielorruso.
En general, si las acciones del Grupo Wagner condujeran a una agitación en Rusia, Occidente la aprovecharía, sin duda, agregó.
Además, en el contexto de estos acontecimientos, no solo las fuerzas armadas de Bielorrusia, sino también la policía y las unidades especiales se pusieron en alerta máxima, anunció Lukashenko. Ahora, prosiguió, la prioridad de los militares bielorrusos es evitar la escalada de la situación, que ha llegado a un punto de ruptura.
Contratistas armados de la empresa militar privada Grupo Wagner, encabezada por Evgueni Prigozhin, ocuparon en la noche del 23 al 24 de junio el cuartel general del Distrito Militar Sur en Rostov del Don. Se introdujo el régimen de operaciones antiterroristas en la capital y en la provincia de Moscú, por motivos de seguridad, y se establecieron restricciones en varias carreteras federales.
El 24 de junio, por la noche, trascendió que Lukashenko había mantenido, por un acuerdo con Putin, conversaciones con Prigozhin, y que el jefe de la Wagner había aceptado detener el avance de sus combatientes hacia la capital rusa.
El conflicto en torno a Ucrania
Occidente califica de "imitación diplomática" los intentos de resolver pacíficamente el conflicto ucraniano, aunque ellos podrían haber salvado cientos de miles de vidas, considera Lukashenko.
"Intentan engañarnos sobre los verdaderos planes e intenciones del Occidente colectivo.
Desgraciadamente, nuestros intentos de resolver la situación mediante negociaciones pacíficas los califican allí de una imitación diplomática. El precio de esta 'imitación' son miles de vidas humanas. Cientos de miles de vidas humanas", subrayó.
Rusia lanzó la operación militar especial en Ucrania en respuesta a la solicitud de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para que se les preste ayuda frente al genocidio por parte de Kiev.
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