De acuerdo con el artículo de The Washington Post, que cita a varias fuentes no identificadas, pese a que la inteligencia estadounidense "estaba al tanto" de los planes del jefe del Grupo Wagner, al mismo tiempo, no tenía ninguna información sobre la "naturaleza y momento exactos" hasta casi el inicio del amotinamiento armado.
Así, un funcionario estadounidense declaró al medio sin especificaciones concretas que "hubo suficientes señales para poder decirle a los dirigentes… que algo estaba pasando" y la Casa Blanca junto con varias agencias del Gobierno fueron avisados urgentemente.
Por su parte, el medio The New York Times sostiene que supuestamente altos cargos militares y administrativos de EEUU fueron informados de las intenciones de Prigozhin, pero guardaron silencio. En este caso, los funcionarios estadounidenses también no nombrados en el texto temían "que si decían algo, [el presidente ruso, Vladímir] Putin podría acusarles de organizar un golpe de Estado".
"Aunque no está claro el momento exacto en que EEUU tuvo conocimiento del intento", los servicios de inteligencia celebraron reuniones informativas el 21 de junio con algunos de los funcionarios de la Administración y de Defensa. Como el artículo sigue exponiendo, al día siguiente los servicios secretos recibieron unas "nuevas confirmaciones", tras lo cual se puso al corriente a un reducido grupo de congresistas. Con ello, igual que en el caso de las anteriores alegaciones, no se presenta detalle alguno sobre la naturaleza de las confirmaciones ni sobre su contenido.
Contratistas armados de la empresa militar privada Wagner ocuparon en la noche del 23 al 24 de junio el cuartel general del Distrito Militar Sur en Rostov del Don, instalaron vehículos militares en algunas zonas y retenes en las vías de entrada a esa ciudad de más un millón de habitantes, que es clave para la logística de la operación militar de Rusia en Ucrania.
Se introdujo el régimen de operaciones antiterroristas en la capital y en la provincia de Moscú, por motivos de seguridad, y se establecieron restricciones en varias carreteras federales. Las provincias de Lípetsk y Vorónezh, así como las ciudades de Moscú y Rostov del Don, cancelaron las reuniones masivas programadas.
El 24 de junio, por la noche, trascendió que el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, había mantenido por un acuerdo con Putin conversaciones con Prigozhin, y que el jefe de Wagner había aceptado detener el avance de sus combatientes hacia Moscú para evitar derramamiento de sangre.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció por su parte que Prigozhin podría trasladarse a Bielorrusia, bajo garantía personal de Putin, y que se abandonaría el caso penal contra él ni habría persecuciones contra sus seguidores. Aquellos combatientes de Wagner que no hayan participado en la marcha, según Peskov, podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa.
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