El 25 de junio, según los medios estadounidenses, la inteligencia de Washington afirmó haber tenido información anticipada sobre las acciones de Evgueni Prigozhin, quien encabezó el intento de amotinamiento armado.
"Lo que yo sé es que pensábamos que iba a ser mucho más violento y sangriento", declaró un funcionario a la cadena CNN.
Sin embargo, no hubo combates por Moscú, donde se habría esperado una feroz resistencia. La razón declarada por Prigozhin para poner fin a la marcha de Wagner tras las negociaciones con el presidente de Bielorrusia fue precisamente el deseo de evitar el derramamiento de sangre.
Contratistas armados de la empresa militar privada Wagner ocuparon en la noche del 23 al 24 de junio el cuartel general del Distrito Militar Sur en Rostov del Don, instalaron vehículos militares en algunas zonas y retenes en las vías de entrada a esa ciudad de más un millón de habitantes, que es clave para la logística de la operación militar de Rusia en Ucrania.
Se introdujo el régimen de operaciones antiterroristas en la capital y en la provincia de Moscú, por motivos de seguridad, y se establecieron restricciones en varias carreteras federales. Las provincias de Lípetsk y Vorónezh, así como las ciudades de Moscú y Rostov del Don, cancelaron las reuniones masivas programadas.
El 24 de junio, por la noche, trascendió que el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, había mantenido por un acuerdo con su par ruso, Vladímir Putin, conversaciones con Prigozhin, y que el jefe de Wagner había aceptado detener el avance de sus combatientes hacia Moscú.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció por su parte que Prigozhin podría trasladarse a Bielorrusia, bajo garantía personal de Putin, y que se abandonaría el caso penal contra él ni habría persecuciones contra sus seguidores. Aquellos combatientes de Wagner que no hayan participado en la marcha, según Peskov, podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario