Al preguntarle sobre la posibilidad de que las autoridades japonesas intervengan en el mercado de divisas, el viceministro dijo que 'no se descarta ninguna opción'. Durante la primera media hora de negociaciones en Tokio, el yen se movía entre los 143,26 y 143,71 yenes por dólar, acercándose a la barrera psicológica de los 145 yenes y levantando las alarmas entre los analistas sobre una posible intervención por parte del Ejecutivo para detener la caída de la divisa. Japón ya realizó intervenciones en septiembre y octubre del año pasado con la intención de detener la fuerte caída de su divisa frente al dólar estadounidense, pero no ha tomado medidas adicionales desde entonces.
La nueva depreciación de la moneda japonesa se achaca al distanciamiento entre las políticas monetarias de EEUU y los principales bancos centrales europeos (que están optando por agresivas subidas de tasas de interés) y la del banco central nipón, que sigue adelante con su estrategia de tasas ultrabajas. La debilidad del yen, al mismo tiempo, es favorable para los grandes exportadores nipones, lo que se ha traducido en un incremento del optimismo en la Bolsa de Tokio, que encadena una racha de ganancias que ha situado a su índice de referencia, el Nikkei, en niveles no vistos desde 1990, en plena burbuja financiera.
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