El convenio firmado con la estatal boliviana Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) establece la construcción de un complejo para la producción de carbonato de litio en el salar de Pastos Grandes, en Potosí, al sur del país, con una inversión de 600 millones de dólares.
Jorge Alberto Roca Kauffman, presidente de Lithium One Bolivia —filial de Uranium One Group, de la estatal rusa Rosatom—, sostuvo que este convenio "abre la puerta para la puesta en marcha de un gran proyecto".
"Gracias al uso de modernas tecnologías rusas, la implementación del proyecto garantizará el uso prudente de la riqueza natural de Bolivia en beneficio del desarrollo del país y del pueblo boliviano", complementó Kauffman.
El Gobierno de Arce firmó asimismo este 29 de de junio un acuerdo con la empresa CITIC Guoan, de China, para la instalación de un complejo para extraer el mineral blanco del salar de Uyuni, en el departamento potosino. Se prevé que ambas plantas producirán 50.000 toneladas de este metal al año.
"Al ver a nuestro Gobierno establecer este tipo de lazos con Rusia y China, muchos de mis compatriotas van a sentir que formamos parte de la Ruta de la Seda, en el caso chino, o del círculo de socios cercanos de Rusia", afirmó a Sputnik el analista político, Carlos Moldiz.
"[El convenio con Rusia o con China] es mucho más promisorio que las veces que se han tenido relaciones con Estados Unidos o empresas europeas conocidas, sobre todo porque suelen imponer muchos condicionamientos políticos y suelen manejarse, en términos de intercambio, con bastante desigualdad", agregó.
El analista consideró que "la mayor parte de latinoamericanos deberíamos estar más entusiasmados con experimentar estas iniciativas económicas con Rusia y China. Es lo que demuestra la experiencia del relacionamiento con el capital extranjero estadounidense".
"Lo resumo en optimismo", consideró Moldiz.
Una inversión millonaria
Este 29 de junio, durante la firma de los convenios en la Casa Grande del Pueblo en la ciudad de La Paz, el presidente Luis Arce afirmó que la industrialización del litio toma un nuevo impulso en Bolivia, nación que cuenta con reservas de 21 millones de toneladas del metal.
Arce recordó que en enero pasado el país suscribió un acuerdo con la empresa CBC (CATL, BRUNP y CMOC), de China, para el desarrollo de dos plantas en el salar de Uyuni, con una inversión de 1.400 millones de dólares.
Comentó que los convenios firmados con Uranium One Group y Citic Guoan son por una suma similar: "Entre enero y junio de este año Bolivia está firmando acuerdos por 2.800 millones de dólares".
El mandatario boliviano remarcó la importancia de dar "velocidad" a la industrialización de este metal, considerando que "el mundo demanda cada vez más litio para satisfacer las necesidades de varias industrias".
"Las proyecciones sobre cambio de uso de energías en el planeta, así como las políticas de ahorro de energía, hacen cada vez más apetecible al litio", consideró Arce.
La mirada de las comunidades
Raúl Curuchay es una autoridad originaria de la nación Quillacas, en Potosí. "Para nosotros el litio es muy importante. Sabemos que este recurso va a resolver nuestras necesidades, tanto de áreas rurales como ciudades. Es un avance de gran magnitud para tener energía limpia y poder evitar la degradación del medio ambiente", expresó en un diálogo con Sputnik.
La autoridad indígena subrayó los beneficios que esta industria dejará a las arcas del Estado Plurinacional: "Hasta hoy hemos estado resistiendo con diferentes productos nacionales. Pero hoy necesitamos que el litio sea nuestra fortaleza, como ya lo son la minería y la ganadería".
Asimismo, el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, adelantó que se programa instalar fábricas de baterías y vehículos eléctricos en el país. Para Curuchay, sería fundamental formar a trabajadores en Bolivia para desempeñarse en estos empleos relacionados con el litio.
"Estamos entrando a una era tecnológica, para la cual nuestros hijos deben prepararse. De esta manera haremos avanzar al modelo económico soberano bajo administración del Estado", expresó.
Litio de máxima pureza
En el marco de la firma de los convenios de este 29 de junio, el ministro Molina evaluó que, para 2025, cuando funcionen las cuatro plantas procesadoras de litio en los salares de Uyuni, Coipasa y Pastos Grandes, Bolivia producirá 100.000 toneladas anuales de carbonato de litio.
Las cuatro plantas funcionarán con la modalidad de extracción directa de litio (EDL), la cual "es una tecnología que nos va a permitir dar un salto cualitativo con relación al método de piscina de evaporación", dijo Molina. Esto va a permitir acelerar el proceso de obtención de este metal, con menos gastos y efectos adversos para el medio ambiente.
De acuerdo con el ministro, las pruebas realizadas por estas empresas en los salares dieron como resultado "una tasa de recuperación de litio superior al 80%, con una pureza de 99,5%".
Molina remarcó que YLB "es propietaria del 100% del recurso y también del 100% de la cadena de comercialización. Este, sin duda, es un logro importante y es una muy buena noticia para nuestro país".
¿Y el triángulo del litio?
Durante el último año, mucho se habló del triángulo del litio que conforman Argentina, Chile y Bolivia, que concentran el 60% de las reservas mundiales de este metal.
El analista Moldiz recordó un texto del economista argentino Claudio Katz: "Pueden sufrir limitaciones [los tres países] si cada uno va por su lado en un proceso de industrialización del litio, que se podría llevar de forma colectiva, a la manera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo [OPEP], como ha propuesto el presidente Arce".
"El paso que va a dar Bolivia debería inspirar a Argentina y a Chile a continuar el mismo sendero, para formar una OPEP del litio, que dé a la región el protagonismo geopolítico y global necesario, ahora que son claras las pretensiones europeos y estadounidenses que existen con respecto a nuestra región", profundizó el politólogo.
Para el analista sin esta unión de países productores, "no se le va a permitir a la región participar, insertarse en el mercado internacional en condiciones más favorables".
"A diferencia de Estados Unidos, China no tiene pretensiones imperiales en la región, mucho menos Rusia. Estos países no nos van a imponer condiciones políticas, no van a tratar de frenar posibles desarrollos industriales, porque no sería un obstáculo para ellos", explicó.
"Establecer alianzas con China y Rusia para impulsar nuestro propio proceso de industrialización regional es mucho más prometedor que la experiencia que hemos tenido por más de un siglo de intercambio comercial, diplomático y político con Estados Unidos", concluyó Moldiz.
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