Durante la visita oficial del primer ministro de la isla, Manuel Marrero, a Rusia, del 6 al 17 de este mes, resalta la rúbrica de significativos acuerdos bilaterales. La autoridad cubana participó asimismo en el Consejo Intergubernamental de la Unión Económica Eurasiática (UEE), celebrado en la ciudad de Sochi la semana última, y en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo.
Marrero sostuvo encuentros de alto nivel con el mandatario ruso, Vladímir Putin; la presidenta del Consejo de la Federación (Cámara Alta del Parlamento), Valentina Matvienko; el asesor del jefe de Estado, Maksim Oreshkin, recientemente de visita en La Habana, y el vicepresidente del Consejo de Seguridad y presidente del Partido Rusia Unida, Dmitri Medvédev.
El académico Luis René Fernández Tabío, integrante del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana, explicó a Sputnik que la presencia del primer ministro cubano en el Consejo Intergubernamental Euroasiático obedece a las posibilidades otorgadas a Cuba como estado observador dentro de la Unión Económica Eurasiática.
"Reviste un enorme significado político y diplomático, pero lo más importante para la isla es la posibilidad de estimular su crecimiento económico a partir de la reinserción en el mercado mundial. Expandir las inversiones, el comercio y las fuentes de ingreso son componentes cruciales de la política nacional, en medio de una compleja crisis con obstáculos internos y externos", destacó el analista.
A juicio del académico, el agravamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba obliga a la profundización y la diversificación de los lazos a escala planetaria y, por otra parte, Moscú mantiene una operación militar especial en Ucrania, enfrentada además a EEUU y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Como consecuencia, la nación euroasiática enfrenta incontables paquetes de sanciones desde febrero de 2022, "que la obligan a rediseñar su estrategia política y de negocios, en la reestructuración de sus vínculos con otros mercados de Asia, África y América Latina", puntualizó el especialista.
Impulso de convenios bilaterales
Previo a esta visita de Marrero, argumentó Fernández Tabío, ya existían acuerdos y negocios en proceso. Entre ellos, el crédito gubernamental otorgado por Rusia que permitió la inauguración de la Acería Eléctrica de la Empresa Siderúrgica José Martí, conocida como Antillana de Acero y ubicada en el capitalino municipio del Cotorro.
"Además, la posible creación de un parque industrial en la Zona Especial del Mariel, a partir de las fortalezas e intereses de los países involucrados, dentro de la estrategia de desarrollo de Cuba y en sectores donde la isla tiene ventajas y resultados relevantes, como la producción médico-farmacéutica de vacunas y medicamentos de alta tecnología", lo cual podría beneficiar además a los Estados de la Unión Económica Eurasiática, añadió el académico.
A ello se suma el impulso de otros sectores estratégicos como transporte, comunicaciones y agricultura, "que pueden generar negocios beneficiosos para los involucrados, en un marco de confianza y garantías en las inversiones y el comercio", aseguró el experto.
De acuerdo con Fernández Tabío, la posición geográfica de Cuba y la moderna infraestructura portuaria de Mariel —situada en la provincia de Artemisa—, ofrece numerosas posibilidades aún no explotadas para el desarrollo de convenios entre la isla y los territorios vecinos, lo que constituiría una puerta de entrada de la Unión Económica Eurasiática a la región de América Latina y el Caribe.
Por su parte, el secretario académico del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), Mario Antonio Padilla Torres, también especialista en los países del antiguo bloque socialista de Europa, señaló a Sputnik que este nuevo acercamiento con el grupo regional permitirá, además, apertura del turismo y desarrollo de la minería y de otros rubros exportables.
Los países de la Unión Económica Eurasiática, "a su vez, podrían contribuir en la esfera energética, agricultura y alimentación, sectores incluidos en los planes de Cuba hasta 2030. Unido a ello, esta reunión constituye un acercamiento superior a Rusia y una continuidad entre los diálogos a nivel presidencial, fortalecidos desde noviembre de 2022 con la visita de alto nivel a Moscú", expresó, en referencia al viaje del presidente Miguel Díaz-Canel a la capital rusa.
Padilla Torres recordó que Putin aceptó la invitación cursada por su homólogo cubano para visitar la mayor de las Antillas, y remarcó el mutuo apoyo en la arena internacional frente a los bloqueos, acosos y medidas unilaterales tomadas por EEUU y las potencias occidentales.
Contribución de Rusia
Fernández Tabío considera que aún es muy pronto para determinar la real contribución de los pactos y negociaciones entre La Habana y Moscú en el progreso económico de la mayor de las Antillas, pues ello depende, además, del completamiento y actualización de su estrategia ajustada a las desafiantes y cambiantes condiciones del orbe.
"Aunque existen acuerdos de colaboración basados en las buenas relaciones políticas entre los Gobiernos, su materialización depende de transformaciones internas, muchas de ellas pendientes o necesitadas de reajustes y actualizaciones, y la capacidad de generar condiciones favorables para que las empresas rusas se estimulen, inviertan y se involucren en negocios con empresarios cubanos", añadió.
El experto considera que el alcance de esos intercambios está en una etapa inicial. "Resulta algo con mucho potencial que depende de la interrelación exitosa de las partes", sobre todo en renglones ya identificados y priorizados por La Habana, como el científico-técnico.
Sumado a lo anterior, el Kremlin "no condiciona sus relaciones comerciales a la orientación política e ideológica de sus contrapartes, sino a los intereses económicos que pueden existir, siempre basado en los principios y normas del comercio, la soberanía de los Estados y el derecho internacional, una característica muy preciada para Cuba que ha sido objeto de agresiones de todo tipo desde 1959", afirmó Fernández Tabío.
Relaciones en un escenario multipolar
El doctor en ciencias históricas Fabio Fernández afirmó a Sputnik que las relaciones entre la extinta Unión Soviética y Cuba emergieron en un escenario de bipolaridad propio de la Guerra Fría y responden a un conjunto de convergencias en el plano político para "la construcción del socialismo como camino alternativo al capitalismo".
"Existía una conexión ideológica estructurada, más allá de diferencias, contradicciones y tensiones. Ello determinó la conformación de lazos diplomáticos y económicos, con una expresión más acabada en la integración de la isla al Consejo de Ayuda Mutua Económica, a comienzos de la década de 1970, y al Campo Socialista", refirió el profesor de la Universidad de La Habana.
El también máster en estudios interdisciplinarios sobre América Latina, El Caribe y Cuba aseguró que esa realidad no es equiparable al contexto actual, pues la nación caribeña y Rusia mantienen como tradición las buenas relaciones y los acuerdos en zonas de interés común, pero dentro de un mundo completamente distinto, caracterizado por la multipolaridad.
En este sentido, Cuba, si bien fortalece sus nexos con Moscú, busca también la diversificación de sus lazos y alianzas internacionales para enfrentar el recrudecimiento de la hostilidad de EEUU y su preponderancia.
Para Fernández, la Unión Soviética no ha desaparecido del imaginario de los cubanos, pues fueron 30 años de vínculos intensos, donde muchos aprendieron idioma ruso, llegó la cultura de esa región por diversas vías, cientos de jóvenes estudiaron en países de la antigua URSS y muchos de los residentes en esas naciones acudieron a la isla como parte de acciones de cooperación.
"Esa huella quedó y, por tanto, cualquier alusión a Rusia, en la contemporaneidad, enseguida genera una conexión con aquel panorama soviético. Todo ello también pasa por el complejo escenario que vive Cuba, permanentemente asediada, y la idea de tener un aliado poderoso y un hermano que te ayuda despierta el entendimiento sobre caminos que pueden hacer la vida más fácil", indicó.
La profundización de esos nexos "ponen nerviosos a poderes existentes en el orbe, y coloca en jaque a la lógica de la hegemonía estadounidense, que permanentemente fabrica la idea de la conspiración; al mismo tiempo, si un país equis mantiene vínculos con China o Moscú y no asume una subordinación a los dictados imperiales de Washington, enseguida hay un conflicto y un cuestionamiento".
El académico aseveró que la isla experimenta una crisis desde hace alrededor de tres décadas, precisamente tras la caída del Campo Socialista, agudizada en los años recientes por la convergencia de errores internos, reformas que no salieron como se esperaba, la pandemia de COVID-19 y el reforzamiento del bloqueo.
"Este es un pueblo necesitado de esperanza y la idea de que las cosas mejorarán, sin duda alguna, entusiasma a la ciudadanía y cala en su espíritu. Cuba precisa de un flujo importante de inversión extranjera, porque no puede alcanzar los niveles de desarrollo que necesita a partir exclusivamente de sus propios recursos y esfuerzos", sentenció.
Por tanto, puntualizó el profesor, hace falta una inyección de capital foráneo, pero "habrá que negociar desde una posición de defensa a la soberanía del país, sus esencias y valores, la misión de todo Estado que se respete a sí mismo y busque además la conexión con los intereses mayoritarios de la sociedad".
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