Esta cumbre, que congregó a empresarios, inversionistas y autoridades de ambas naciones, fue un encuentro de alto nivel donde se habló, entre muchas otras cosas, de la intención de "desamericanizar" a la zona árabe en favor de los negocios chinos, en momentos en que la Casa Blanca pierde influencia en el Medio Oriente.
El ministro de Inversiones de Arabia Saudita, Khalid Al-Falih, fue enérgico en su discurso: "Ha llegado el momento, en mi opinión, de que China se convierta en el principal socio inversor en el impulso al desarrollo del mundo árabe".
El director general de la Bolsa de Valores de Hong Kong, Nicolas Aguzin, estimó que China podría beneficiarse de los fondos soberanos de Medio Oriente, pues se espera que su capital de inversión alcance los 10 billones de dólares en 2030. Según él, los recursos de dichos fondos regionales aumentarán en 150%, frente a los cuatro billones de dólares actuales.
"Cuando el capital de inversión alcance los 10 billones de dólares, pensamos que más de entre el 10% y el 20% se invertirá en China. Eso supone entre 1 y 2 billones de dólares que se reasignarán en inversiones en esa parte del mundo, lo cual es masivo", dijo Aguzin durante su participación en el Foro.
Según el portal especializado en economía y finanzas Bloomberg, la Arab-China Business Conference fue el mayor encuentro empresarial entre Pekín y Riad en los últimos años.
Entre otros puntos, los funcionarios y empresarios saudíes hablaron, también, sobre integrar a China en la región, subrayando que Arabia Saudita podría ser el puente entre Pekín y toda la zona árabe.
"Nos han dicho que Arabia Saudita está intentando 'desamericanizarse' y que quiere adoptar la tecnología china", comentó a Bloomberg Nuo Shi, gestor de inversiones de North Beta International Asset Management Limited, firma con sede en Hong Kong.
Aguzin también mencionó en el evento que habrá colaboraciones futuras entre la Bolsa de Valores de Hong Kong y Tadawul, el mercado bursátil más grande de Arabia Saudita.
"Firmamos un memorando de entendimiento con Tadawul en virtud del cual estamos estudiando áreas [para invertir], que van desde las fintech hasta las cotizaciones cruzadas, pasando por las ESG, para ver de qué manera podremos colaborar", dijo Aguzin.
Las relaciones entre Riad y Washington se deterioraron después del asesinato de Jamal Khashoggi, el columnista del diario The Washington Post asesinado por agentes saudíes en el consulado de Riad en Estambul en octubre de 2018. También hubo un mayor distanciamiento después de la negativa de Arabia Saudita a aumentar su producción de petróleo cuando los precios del crudo se dispararon tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania.
En el aspecto geopolítico, la cercanía entre Riad y Pekín también es palpable. El príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salman, aprovechó la mediación de China para restablecer sus relaciones con Irán, luego de que el reino árabe no pudiera influir en la política de la Casa Blanca sobre el programa nuclear de Teherán. Además, las autoridades saudíes tampoco consiguieron ayuda suficiente de Washington para contener los ataques respaldados por Irán.
El 10 de marzo, Irán y Arabia Saudita acordaron, con la mediación de China, resanar las relaciones diplomáticas tras siete años de pausa, y a inicios de mayo reabrieron sus embajadas.
De acuerdo con Bloomberg, China ya es el primer comprador de petróleo saudí, lo que la convierte en el mayor socio comercial del país asiático, con transacciones por valor de 116.000 millones de dólares el año pasado.
Desde la histórica visita del presidente Xi Jinping al reino en diciembre, los ejecutivos chinos se han animado a buscar inversiones en el golfo Pérsico y un posible papel en Vision 2030, el plan del príncipe Mohammed Bin Salman para transformar la economía.
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