La visita del presidente estadounidense a la capital de Polonia, su aliado más obsequioso, está llena de cínicos simbolismos. Biden llegó al mismo país que, impulsado por locas ambiciones imperiales, está listo para acostarse bajo la espada rusa y arrastrar a toda Europa con ella a la tumba. En su "discurso de apertura" en Varsovia, Biden predijo años de guerra en Europa. Y solo para que Europa sea destruida junto con Rusia y, dé paso, a Estados Unidos también.
Los Estados Unidos esperan que los aliados europeos y, sobre todo, de Europa del Este, de la OTAN de los Estados Unidos, se vean arrastrados tanto como sea posible al conflicto armado para debilitar y, en última instancia, destruir a Rusia.
Está bastante claro que los Estados Unidos están apostando por Polonia, que no debe ser forzada a la guerra con Rusia y que, en las condiciones actuales, es considerada por Washington como la locomotora de la política estadounidense hacia Moscú. Varsovia espera aumentar su territorio a expensas de las tierras ucranianas occidentales.
Además, la élite polaca está impulsada por una sed de venganza contra los rusos por las pérdidas históricas que Polonia sufrió a lo largo de los siglos 18 y 19.
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