Así lo reconoció su propio secretario general, Jens Stoltenberg, al afirmar que las reservas de armas y municiones de la Alianza Atlántica "están agotadas y deben reponerse no solo en Alemania, sino en muchos países de la OTAN". Mientras, Alemania reconoce que ya no puede hacer ninguna contribución adicional al presupuesto de la Unión Europea.
'Nostradamus' Trump y Macron"La OTAN está obsoleta". "Actualmente estamos experimentando la muerte cerebral de la OTAN". Estas dos sentencias bien podrían haberse pronunciado por estos días que estamos viviendo en pleno 2023 con el conflicto de Ucrania como telón de fondo.
Pero bien sabemos todos que estas dos frases fueron pronunciadas hace años. La primera la pronunció en una entrevista concedida a los periódicos The Times, de Reino Unido, y Bild, de Alemania, un recién electo presidente, Donald Trump, a mediados de enero de 2017; es decir, faltaban horas para que asumiera el cargo como inquilino de la Casa Blanca.
La segunda frase la pronunció el mandatario de Francia, Emmanuel Macron, a principios de noviembre de 2019, dos años y nueve meses después de la declaración de Trump, y fue en una entrevista que concedió a la revista The Economist. Por supuesto que a los dos, cada uno a su turno, le cayeron pingüinos de punta sobre sus cabezas tras hacer esas declaraciones.
Pero en los entretelones de estas manifestaciones inundadas de realidad y lucidez, la OTAN no segaba su ambición expansionista en una clara provocación a Rusia. Seguía armando hasta los dientes al Ejército de Ucrania y a los batallones nazis, y entrenándolos, para llegar a lo que vivimos hoy: una catástrofe humanitaria provocada por EEUU sirviéndose de los ucranianos para poner los muertos y de los políticos europeos para financiar su campaña terrorista con Kiev como agente proxy. Y de paso, en este trayecto, intentar infligir una derrota estratégica a Rusia y una ruina económica a la Unión Europea.
El tiro por la culata
Pero las cosas no van como lo ha planeado, como se lo ha imaginado y como lo ha fantaseado Washington, en lo que respecta a la parte rusa. Sí está llenando de muerte a Ucrania, despoblándola; sí está fundiendo las economías europeas y robando sus industrias, pero, tal como vaticinaron Trump y Macron, la OTAN "está obsoleta" y "experimentando una muerte cerebral".
Y así lo reconoce, a su manera, su secretario general, Jens Stoltenberg. En su intervención ante funcionarios y empresarios de alto nivel de Alemania y Europa en un acto por el Día de la Industria, admitió el noruego con la boca pequeña: "Necesitamos una industria de defensa más robusta. Nuestras reservas de armas y municiones están agotadas y deben reponerse, no solo en Alemania, sino en muchos países de la OTAN".
Lo dijo Stoltenberg en pleno contexto de la fracasada contraofensiva ucraniana, y tras casi un año y medio de dopaje armamentístico y monetario intensivo al régimen nazi de Kiev por parte del Occidente colectivo, integrado por EEUU, sus países vasallos y su brazo armado: la OTAN.
Según el doctoren sociología, historiador y escritor Sergio Fernández Riquelme, lo que dice Stoltenberg es "básicamente un reconocimiento implícito de que se está fracasando, porque hasta hace muy poquito tiempo Occidente, el eje euroatlántico, como todo poder imperial, a lo largo de la historia, usaba a terceros para hacer sus guerras, para defender sus intereses, para ampliar su influencia. Usar a grupos en revoluciones de colores, en primaveras árabes, o en golpes de Estado".
"Pero ahora resulta que esos terceros que están haciendo la guerra contra Rusia y sus aliados, son los ucranianos. Y ahora se han visto obligados a sostener a un régimen de un país que no es parte, ni de la OTAN, ni de la Unión Europea, con sus propios recursos […] que no tienen", señala el analista.
Es por eso que en una reunión de la Sociedad Histórica Rusa, el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, [SVR, por sus siglas en ruso], Serguéi Narishkin, pudo decir con total propiedad sobre la contraofensiva ucraniana: "Es más correcto decir que nuestras tropas están disuadiendo la contraofensiva del llamado grupo de la OTAN que usa como escudos humanos a los militares ucranianos".
"Narishkin ha dicho algo que es muy cierto, que los ciudadanos sabemos, aunque nuestros Gobiernos no lo señalen: nos han metido en una guerra híbrida, encubierta", advierte Fernández Riquelme.
Entonces, aquí refrescamos las palabras de Stoltenberg: "Necesitamos una industria de defensa más robusta. [...] Nuestras reservas de armas y municiones están agotadas y deben reponerse, no solo en Alemania, sino en muchos países de la OTAN". ¿Y por qué las refrescamos? Porque el pasado fin de semana, el ministro de Finanzas alemán, Christian Linder, reconoció en una entrevista con el diario Der Spiegel que "la situación presupuestaria en Alemania es tensa".
"En vista de los recortes necesarios en nuestro presupuesto nacional, actualmente no podemos hacer ninguna contribución adicional al presupuesto de la Unión Europea", disparó Linder. Según Der Spiegel, la situación de ahogo financiero que presenta Alemania "es similar" entre los otros miembros de la Unión Europea, y advierte que a causa de los altos costos de apoyar a Ucrania, el presupuesto a largo plazo del bloque comunitario para los años 2021 a 2027 ha sido "explotado al máximo", según la Comisión de la Unión Europea, que se encuentra revisando los números.
"El eje euroatlántico pensaba que esta guerra lejana y moderna le iba a salir gratis, pero hemos visto que no le ha salido gratis a los ciudadanos que ven todos los días subir los precios de manera desbocada: la vivienda, la energía, la comida, se están convirtiendo en artículos, para algunos sectores y en algunas regiones, prácticamente de lujo", sentencia Fernández Riquelme.
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