Según señala un reporte publica el sábado en el diario estadounidense The New York Times, en plena crisis económica que azota Europa, 20 de los 30 países miembros de la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN) tienen sus capacidades “muy agotadas” como para enviar armamento a Ucrania.
Desde el inicio de la operación de Rusia en el vecino occidental, en total la Alianza Atlántica ha proporcionado casi 40 000 millones de dólares en armas a Kiev, apostilla la fuente para luego detallar que el fajo de dinero equivale aproximadamente al presupuesto anual de defensa de Francia.
Aun con todo, anuncia la fuente citando a autoridades del bloque militar occidental, los 10 miembros restantes todavía pueden bombear más equipos y sistemas letales, especialmente los aliados grandes, incluidos Francia, Alemania, Italia y los Países Bajos.
Un funcionario de la alianza militar, consultado por NYT, denuncia lo difícil que es el reabastecimiento y el mantenimiento del “zoológico de mascotas de la OTAN” al servicio de Kiev. El concepto de zoológico de mascotas refiere al arsenal que ha mandado el bloque militar a Ucrania usando nombres de animales para despistar, como es el caso del tanque antiaéreo Gepard (guepardo en alemán) y el sistema de misiles tierra-aire llamado Crotale (serpiente de cascabel en francés).
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha admitido que su país se está endeudando por el apoyo que recibe de Occidente para enfrentar a Rusia.
OTAN y armas sin destino
Ahora, nueve meses después del inicio de los choques Rusia-Ucrania, la falta de preparación fundamental de Occidente ha prevalecido. Los miembros de la OTAN lanzaron una carrera loca para suministrar a Ucrania lo que necesita, pero las deficiencias aparecen con el paso del tiempo.
Un informe publicado en agosto desveló que solo el 30 % de las armas que Occidente bombea a Ucrania, en el marco de la guerra con Rusia, nunca llegan al frente de batalla.
Las autoridades rusas han advertido en varias ocasiones a los países occidentales que las armas que entregan “sin pensar” a Ucrania, podrían caer en manos de los terroristas, pero Occidente hace caso omiso a tales advertencias.
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