Un miembro del partido Unión Islámica del Kurdistán, Yaber Odeh al-Maamuri, subrayó el martes que la presencia ilegal de más de 5000 individuos armados, afiliados a varios partidos extranjeros, están operando en el Kurdistán iraquí, lo que pone a la región en el centro de la interferencia extranjera, mientras los ciudadanos comunes tienen pagar el precio.
“La región del Kurdistán es parte de Irak y su situación económica y de seguridad es importante para nosotros”, remarcó Al-Maamuri en una entrevista concedida a la agencia local de noticias Baghdad al-Youm,
La misma jornada, el embajador de Irán en Irak, Mohamad Kazem Al Sadeq, denunció que los funcionarios del Kurdistán iraquí pueden desarraigar a los terroristas antiraníes que se encuentran anidados en la región, pero no muestran tal intención.
El diplomático iraní precisó que unos 76 documentos sobre las actividades de estos grupos armados contra la seguridad del país persa han sido entregados a las autoridades de Bagdad y Erbil (capital de la región del Kurdistán). Según Al Sadeq, la República Islámica ha pedido al Gobierno del país vecino que establezca un cronograma para el desarme de estas bandas y que devuelva a sus integrantes a los campos de refugiados.
“Nos han pedido un plazo de 10 días para proponer un cronograma para cumplir con las demandas de Irán en este sentido”, agregó el embajador.
El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán ha lanzado desde el 28 de septiembre una serie de ataques precisado contra bases, centros de entrenamiento y cuarteles de los terroristas contrarrevolucionarios anidados en el Kurdistán de Irak, que buscan socavar la seguridad del país persa y fomentar disturbios enviando fuerzas y armas al territorio iraní.
Las fuerzas iraníes realizaron nuevos ataques contra las posiciones terroristas, en reacción a la inacción de las autoridades del Kurdistán iraquí para hacer frente a los terroristas separatistas antiraníes.
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