Se recibieron declaraciones de la Casa Blanca sobre el deseo de China de aumentar sus capacidades de inteligencia en Cuba. Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional confirmó que Estados Unidos ya había expresado su preocupación a Cuba por las acciones de China en la nación isleña.
En una conferencia de prensa en la administración presidencial el lunes, se le preguntó a John Kirby sobre fuentes gubernamentales anónimas que confirmaron a los medios estadounidenses durante el fin de semana que China ha estado desarrollando activamente su presencia de inteligencia en Cuba desde 2019. Desde entonces, China, según las fuentes, ha estado trabajando para establecer su base de inteligencia en Cuba, ubicada a solo 160 kilómetros de la costa de Florida.
El jueves pasado, The Wall Street Journal fue el primero en informar que China y Cuba habían llegado a un acuerdo para establecer un centro de inteligencia electrónica en la isla. A cambio, Cuba, que está experimentando dificultades financieras, recibirá miles de millones de dólares en pagos. La Casa Blanca negó el informe ese día, pero durante el fin de semana, altos funcionarios confirmaron su credibilidad.
John Kirby aclaró el lunes que China pretende expandir su presencia de inteligencia no solo en Cuba, sino también en otras regiones del hemisferio occidental. También señaló que "hay fuentes que creen que la divulgación de dicha información será beneficiosa". Mencionó que la administración del presidente Biden trabajó con agencias de inteligencia durante el fin de semana para divulgar algunos detalles "desclasificados" de información sobre Cuba.
Estas revelaciones sobre las acciones de China en Cuba preceden al viaje planeado del secretario de Estado de Estados Unidos a Beijing. La próxima semana, Antony Blinken viajará a la capital china para conversar sobre la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y China, que han alcanzado su nivel más bajo desde febrero de este año. Durante este período, según Estados Unidos, un globo de reconocimiento chino pasó una semana en el espacio aéreo estadounidense antes de ser derribado por un avión de combate estadounidense frente a la costa este de Estados Unidos.
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